A Julio César. Los argentinos siempre han sabido presionar dentro y fuera de las canchas. Como lo he manifestado en mis comentarios anteriores en este blog, antes de jugar ese partido Argentina ya había clasificado y el empate en nada los perjudicaría. En ese tipo de certamenes interesa clasificar, sea primero o segundo, según los cupos que haya para ir a un torneo de mayor envergadura. No me imagino que es lo que pretendían los argentinos, que todas maneras se ubicaron primeros en ese preolímpico, pero hicieron una pobre campaña en Tokio, siendo eliminados en primera ronda. Al amigo Raúl. Fue en julio de ese año en que se reabrió el Estadio Nacional con el amistoso entre Cristal y el Barcelona de España, como han referido algunos seguidores de este blog.
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